Si el sacerdote católico de los pobres, José Alejandro Solalinde Guerra, confesor y guía espiritual del santo laico de la política nacional, Andrés Manuel López Obrador, ha excomulgado de la nueva religión 4tepista al Senador de la República Ricardo Monreal Ávila por haberse aliado con la oposición, más le vale al zacatecano entender y asumir que “ya chupó faros”, estiró la pata, en la mente y en el corazón, en los afectos personales, de quien tiene toda su confianza depositada en Claudia Sheinbaum Pardo para que lo sustituya en la presidencia de la República el 1 de octubre de 2021, “una mujer inteligente, astuta, con todos los atributos para ser una buena gobernante, muy apreciada por el Ejecutivo”, con la que Solalinde sueña gobernando al país desde Palacio Nacional el próximo sexenio 2024-2030.

Ante la extrema unción que para separarlo de la 4T le ha administrado José Alejandro a Ricardo porque éste “ya chupó faros”, el político zacatecano, muy baleado ya en lides políticas y electorales, sabe que todavía no es el momento de abrirse de capa y tocar retirada, por ello declara su disciplina partidista: «No hay ninguna duda de mi lealtad a Morena durante todas estas épocas, me voy a mantener en Morena porque creo en el movimiento y cuando surgimos, surgimos para defender a los excluidos, a los humillados, a los más pobres».

A sabiendas del origen e intención del duro y tupido golpeteo político al que Ricardo Monreal Ávila ha sido sometido a últimas fechas, él no le pierde, todavía, la fe ni la devoción al líder moral de la 4T, así éste le haya revirado sin miramientos las críticas que le hizo al método de las encuestas para la nominación del candidato de MORENA a la presidencia de la República, “por ser un mecanismo desgastado y opaco”, palabras que le sacaron a AMLO las de que “hay que apegarse a las reglas, si el estatuto de un partido habla de que se pueden utilizar como procedimiento para elegir candidato las encuestas, pues hay que respetar, ni modo que se va a modificar lo que ya está aprobado. Entonces si no modifican el estatuto me voy, no creo yo, no creo que lo haya dicho (RMA), o si lo dijo (RMA) no lo doy por bueno”.

La sentencia vertida por José Alejandro Solalinde Guerra de que el combativo y competitivo senador Monreal Ávila, “ya chupó faros”, aplica sólo en el primer círculo obradorista, en la cúpula de la 4T, no así en los niveles medio y popular, mucho menos en el ánimo de los electores sin partido que son mayoría. Su ex comunión de esa secta político-religiosa, una vez que brinque sus trancas, le provocará a MORENA y a la 4T un cisma de pronóstico reservado. En tanto, Ricardo Monreal debe armarse caballero para darles la pelea a San Andrés Manuel y a sus apóstoles en todo el territorio nacional.

Él, Monreal Ávila, que ya está excluido de la candidatura presidencial por MORENA y sus aliados Partido del Trabajo y Verde Ecologista de México, debe a toda costa evitar ser humillado, hecho menos, maltratado, por la aplanadora mediática 4teísta que no le dejará hueso sano si se tarda más de la cuenta en ahuecar el ala. Advertido está, pa’ que luego no salgo con que lo bolsearon.

Queda claro que el líder del Senado de la República aguantará vara hasta donde pueda, pero más temprano que tarde pintará su raya para diferenciarse fehacientemente ante los electores como una alternativa presidencial alejada del clásico “más de lo mismo”. Por ahora, más que buscar patrocinios partidistas, deberá conquistar las simpatías de los ciudadanos.

Se dice que…

*Para Monreal Ávila, “La precipitación en la carrera por la sucesión presidencial ha provocado que comience una disputa política inesperada al interior del gobierno, sus aliados y Morena, el partido que llevó al presidente al poder en 2018”.

*»Espero que no, espero que no», declara Ricardo Monreal cada vez que le preguntan si brincaría las trancas moradas para ser nominado candidato a presidente de la República por la oposición 4tepísta.


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